Siempre fui una persona a la que le gusta ayudar, no porque me considere especial, sino porque es algo que llevo por dentro. Mi amor por la psicología nació en Talamanca (zona indígena), cuando era un chico de 16 años y fui con las monjas del María Auxiliadora a pasar las vacaciones de fin de año con los indígenas. Ahí me topé con el rostro humano de la pobreza y la sencillez y me enamoré de la vida.
No ha sido fácil. Al igual que ustedes he tenido una vida con dificultades y problemas, así como situaciones dolorosas que he tenido que enfrentar, como la muerte de mi hija y algunos capítulos difíciles en la vida de pareja que se han podido resolver con el paso de los años.
Estas crisis personales y amorosas, me han puesto frente a mi dolor y el dolor de mi pareja. Ambos nos hemos dado la oportunidad de crecer, madurar y ver la vida con otros ojos, y esto también lo veo en todas las personas con las que la vida me ha permitido trabajar; cada persona es una historia que me nutre y me enseña a crecer, ayudarle a mis pacientes y ayudarme a mi mismo.
Puedo ayudarte porque he ayudado a otros en tu situación. Pero sobre todo, porque yo también he vivido en carne propia lo que quizá estás viviendo.