Los límites es un tema que quizá tenga resonancia en muchos de nosotros, pues todos hemos pasado por la situación en la que se quiere descansar un domingo y llegan visitas, “Cómo decirles que no, ¿y si se ofenden?”, “no quiero ir al té, pero es mi prima, se puede enojar mi tía”, en fin estas y muchas otras expresiones, pueden ser complicadas de manejar, pues a veces las familias crean patrones de relación que viven con carácter de obligatoriedad.
Pero que en el fondo, a veces por razones válidas o no nos es difícil poner límites, el problema es que esto a veces crea conflictos a lo interno de la vida de las parejas o en las relaciones con la familia extendida, a veces, lo que se necesita, es dejar de disgustarse o tensarse por esto, lo que se necesita es ser claros, cortos y precisos, para aprender el arte de decir “No” o “SI”.
Si te gusta éste tema te puede interesar: Los hábitos empiezan desde la primera infancia.
Veamos algunas condiciones importantes:
Interpretación positiva y objetiva
Con esto me refiero a que es necesario evitar partir de expresiones tales como: “es que tu mamá quiere manejarnos la vida”, “es que ellos son unos metidos y demás”, no podemos caer en esto, esto es insano, lo que se debe partir es que las familias a veces invaden el espacio de otra, porque uno no ha puesto límites, y esto hace que a veces la cuñada o el tío, de pronto esta opinando y decidiendo de qué color se pinta la casa, o de que sabor comprar el queque de cumpleaños.
Lo que se debe hacer es aprender a ser reservados, no involucrar a los otros y aprender a decir no en el justo momento, por ejemplo: Me gustaría comprarle a tu hija el vestido de la primera comunión, en este momento no diga, “bueno a vemos” “nos hablamos y nos ponemos de acuerdo”, sea más asertivo: “gracias por la oferta, pero eso es algo que me gustaría hacerlo personalmente, pero si quieres colaborar, puedes ayudarme a pagar el que ya escogí”.
Así la otra persona no va crear falsas expectativas, o al menos tendrá una posición clara respecto a lo que ustedes piensan.
Sea específico en lo que les gusta y lo que no
Hable, no pelee, discuta o ataque, es mejor ser claro, si un familiar quiere y a visitarle, sea claro y honesto, si no está en la mejor disposición, dígale que necesita descansar, reprograme la cita, sea sincero, con cortesía, esto les hará entender a los otros lo importante que es para usted y su familia reservar espacios privados, a veces se parte de la dependencia, “que el otro no se resienta, que no se enoje, que no piense mal”, pero si usted es sincero, agradece la visita, pero explica con buen tono y ánimo sus objeciones el otro va a entender mejor y sabrá, que debe de llamar antes, coordinar, y no “caer de sorpresa”.
Evite sentirse culpable, o atacar a tu pareja, o descalificar la familia
Entienda que los otros quieren compartir con ustedes, pero si no es un buen momento, no debe poner a su pareja contra la espada y la pared: “si vas me enojo”, “si ellos vienen yo me voy”, “vos sabes que no soporto a tu hermana”, evitemos ese tipo de comentarios, entendamos que la familia del uno y el otro es importante, cada uno tiene derecho a pensar lo que quiera del otro, pero debe comunicarlo con respeto, deferencia y buen trato.
Si por alguna razón, a uno o algunos miembros de la familia se les hace difícil compartir con otro familiar, respetemos que esa es una posición personal, y no se debe coaccionar la relación, a que se establezcan distancias entre ese familiar y mi familia, pues esto crea dolor, tensión, problemas que son innecesarios, el respeto es la clave.