Dejar de amar un proceso que nos confronta, nos reta a hacer un buen autoanálisis, esta pregunta ¿Yo puedo dejar de amar? Es fuerte.
Quizá no es una pregunta que nos queramos hacer, pero sí ¿Yo puedo dejar de amar? Llega a formar parte de tu vida, es decir te ha tocado, darte cuenta que, llego el momento de dejar de amar. La respuesta implica replantear tu vida.
¿Has pasado por ahí? Dejar de amar es parte de nuestra madurez afectiva, cuando una realidad deja de tener un sentido positivo en nuestra vida.
Dejar de amar, no es un tema de crisis, menos tiene que implicar o causar dolor a nosotros mismos o a otro ser humano ¡Hay que hacerlo bien!
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Dejar de amar es mi derecho. Más que una decisión, es un nuevo proyecto de vida
Al inicio de toda relación siempre hay decenas de ilusiones, todas en procura de la construcción de una sana relación de vida. No visualizamos el “dejar de amar”.
Está bien es parte de, pero qué sucede cuando estos procesos de relación de pareja, al final no terminan bien, por la razón que sea, desde el dolor agudo de la traición, a la incompatibilidad, que nos llevó a que no estableciéramos relaciones y soluciones.
Es decir, simplemente nos desconectamos, pero la otra persona no te quiere soltar, la otra persona no está en esa frecuencia y antes de empezar una campaña de pleitos y complicaciones, revisemos si es que vos estas en esta frecuencia “dejar de amar”.

Tenemos que reconocer, que dejar de amar es mi derecho.
Muchas veces le damos vuelta y vuelta a este proceso. Cuando hemos agotado todas nuestras posibilidades de solución, la otra persona se resiste, no lo acepta y no quiere.
Algunos se quedan pegados ahí, por lástima, otros por los hijos, algunos sienten que tal vez algún día, algo va a suceder, pero la realidad dice que estamos en una etapa de “dejar de amar”.
Al final, nos desgastamos en procesos profundamente complicados, que hacen de nuestra historia, un ir y venir, de la tensión a la frustración de forma continua y constante. Desconectándonos de la vida, por tanto, la historia se hace muy compleja.
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Se trata de tu vida.
Dejar de amar, es parte de un proceso vital, que forma parte de nuestra existencia, y que, con la misma convicción, que entramos en una relación, se lucha por hacerla funcionar.
También llega un momento en la vida, en la que tenemos que desarrollar la convicción, para saber soltar, con el objetivo de no aferrarnos, ni apegarnos a procesos que pueden tardar años.
Es complicado, abruma, agobia, quedarse estancando, es difícil. No estoy diciendo que sea un proceso sencillo, o que tengamos que tirar la toalla a la primera, hablo de cuando sabemos que ya no hay amor.
La convicción no se desarrolla en un parpadeo, o que simplemente algo va a pasar, y en un acto mágico, todo va a estar bien.
Pero el apego, como proceso que te aferra, te afecta. Cuando hay claridad, tenemos que pasar por encima de las contradicciones emocionales, que nos dicen “y si tal vez”, “y sí quizá”, “y si de un momento a otro las cosas funcionan”.
El amor requiere convicción, si esto no se tiene, entonces vamos por muy mal camino. La convicción es clave para evitar caer en “dejar de amar”.

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¿Qué pasa si la otra persona no quiere soltar la relación?
Esto puede ser difícil, porque en el mundo ideal. Una persona le explica a la otra, las razones por las cuales ya no quiere estar, y el por qué hoy tiene claro que no quiere estar en la relación, y debería haber un diálogo comprensivo.
Sobre todo, cuando explicamos que hemos agotado las vías de solución, que, a partir de lo vivido, no tenemos anuencia a perpetuar la relación.
En el mundo teórico, de la otra persona, sería perfecto, si la otra persona dijera “comprendo tus razones, Dios te bendiga, gracias por lo vivido”.
Pues no es así, la realidad es que damos paso a darle vuelta al tema. Tratamos, muchas veces, frente a la persona, a negar el desamor, en el fondo no queremos que la otra persona se vaya.
Es en este momento, cuando quieren ir a terapia, volver a los detalles, abren espacios de pareja, cambian el gesto, el tono y la expresión. Pero quizá sea tarde uno de los dos, o los dos están en el proceso de “dejar de amar”.
Pretenden vivir nuevamente con intensidad, pero suave, hay que detenerse, comprender algo “tu pareja está ahí, pero emocionalmente esta en otra frecuencia”.
Te está diciendo que no puede continuar, que no puede amar, que la vida los llevó por caminos diferentes.
Llega un momento para asumir que las decisiones individuales y las de pareja, de una u otra manera, los han llevado a la creación de esta tensión, que ya no ya no se puede, que ya no se quiere.
Por tanto, toca entender, para no crear un proceso desgastante, de falsas promesas e ilusiones.
Pues este camino, crea culpa, contradicciones, enormes conflictos, en uno u otro, que hacen la vida más difícil y complicada.
Te invito a ver este video:
Respetar y soltar. Son un acto de amor propio.
Tenemos que leerlo de esta manera. Si pudiéramos leer el desamor, desde el respeto a nosotros mismos y a los demás. Quizá podríamos tener separaciones más sanas, sin tantos pleitos.
Sobre todo, cuando hay hijos. Comprender que se agotó la estructura de la relación, aunque queramos que la vida sea diferente, esto pasó.
Hay que reconocer que una relación es un tema de dos, en una misma frecuencia, si no es así, no hay que darle vuelta al tema, se deben tomar decisiones para poder avanzar.
Reconocer que se agotó
El modelo de relación, es simplemente permitirse avanzar, desde la libertad emocional.
Sin saturarnos, agobiarnos, desgastarnos, en rupturas que no tienen por qué ser complejas, sobro todo cuando ya alguno de los dos tiene una decisión definitiva.
Aún cuando haya hijos, temas pendientes, en lo económico o en cualquier otra área, simplemente hay que respetar nuestros cambios emocionales, para poder establecer sanos acuerdos.
Soltar es comprender.
Qué es momento de respetarnos profundamente, en virtud de lo vivido, e incluso desearle lo mejor, al otro u otra en este nuevo camino.
Cuando nos permitimos una ruptura sana, evitamos todos esos desgastes, que al final, no nos llevan a ningún lado.
Asumirla desde el respeto y la libertad, la comprensión, para que esto pueda dar un giro, que te permita una experiencia de crecimiento. Con una visión del proceso como parte de tu sanación emocional, para ello se requiere ser consciente de lo que te toca hacer hoy.
El desamor no es para hundirse en un hueco, es retomar la vida desde el aprendizaje para volver a comenzar.
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Dr. Rafael Ramos
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2 Comentarios. Dejar nuevo
Excelente como siempre Dr Ramos! Claro y ameno, lo felicito mil gracias!
Hola Magda me alegro muchísimo que el contenido que les comparto en mi blog sea de gran provecho para todos ustedes porque ese es justamente el objetivo de esta comunidad, muchas gracias por tu comentario y por estar acá, un fuerte abrazo saludos.
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